Islam, una religión anticonstitucional e ilegal

Hay que comenzar a decir las cosas por su nombre. La constitución garantiza la libertad religiosa, cierto, pero libertad religiosa hacia aquellas religiones que no van contra las garantías constitucionales.

Imaginemos una religión que diga adorar a tal dios, o demonio, y que mantenga la idea de que hay que cortar las manos de los ladrones, lapidar a los adúlteros, matar a los homosexuales, que una mujer vale la mitad que un hombre, rezar como mínimo cinco veces al día, realizar la guerra santa contra quienes no confesen estas ideas religiosas, matar a quienes avandonen la congregación, perseguir y aleccionar a todos los feligreses que viven en el supuesto territorio reclamado por esta congregación, que mantenga que todos los creyentes deben cumplir sin rechistar las normas que dicte el clérigo de turno, pues si no se cumplen, se peca de ser infiel y se puede acabar muerto.

Bueno, todo esto y más, lo predica el Islam.

Hay que decir a los muchos católicos que nunca han leído la Biblia, que son la inmensa mayoría, que la Biblia no se anda con tapujos y que el Antiguo Testamento en poco se diferencia legalmente del "sagrado" Corán. Lo único que salva a la religión católica para que aquí no se promueva su inconstitucionalidad es que la Biblia, la parte del Antiguo Testamento, es sólo un referente, y que lo que en realidad vale es el Nuevo Testamento, que es totalmente distinto al Antiguo. Y además, para la Iglesia Católica, la Biblia no es palabra literal de Dios, es obra de hombres influenciados por la obra divina. Esto salva a la religión católica, quizás no tanto a según que sectas protestantes, de caer en apologías anticonstitucionales.

¿Cómo se entiende entonces que se permita la apología islámica cuando predica preceptos tan claramente inhumanos? ¿Cómo se permite su libre albedrio captando adeptos e imponiendo fidelidad a los musulmanes afincados en Europa? ¿Cómo, ya bordando el delirio, se dedica dinero público a enseñar estas creencias discriminatorias y aberrantes en las escuelas a los niños, hijos de padres musulmanes? ¿Se permitiría esto mismo a otra religión que no se llamara Islámica y no tuviera más de 1000 millones de seguidores?

Posiblemente una buena excusa para permitir este disparate que vulnera cualquier principio, desde el punto de vista occidental, lógico y legal, sean los petrodólares. El otro, no menos importante, es el miedo. El siguiente es que el mundo está dominado por otra secta, la masónica, a la cual pertenecen todos los dirigentes políticos del mundo, y para ellos un enfrentamiento islam-cristianismo, es inevitable.

No hace falta decir que dado el escaso desarrollo tecnológico de los países islámicos, aunque alguna ayuda atómica le han dado las grandes corporaciones internacionales, la guerra será una confrontación civil, en territorio Europeo, y que para que esto sea posible no tan sólo hay que dejar entrar a los musulmanes en Europa, también hay que fomentar que se reproduzcan y que sus hijos no escapen del redil islámico convirtiéndose en occidentales de origen musulmán. Estos niños deben continuar siendo musumanes, y cuanto más radicales, mejor que mejor. Y por si no lo son, poco importa porque el Islam permite la mentira para conservar la fe y preparar la Guerra Santa. Es decir: por muy occidental que sea Mohame, siempre será sospechoso de ser un topo. La jugada es perversa y terrible, porque somete de todas todas a las personas de origen musulmán dentro de un esquema de sospechas del que nunca podrán escapar.

La solución a todo esto es reclamar, cuanto antes mejor, la ilegalización del Islam en España. Hay motivos y fundamentos para exigirlo. No puede ser que el Estado te pueda multar, perseguir o encarcelar, puede que con razón, por realizar conmentarios homófobos, y este mismo estado contrate a profesores para que enseñen a los niños en el colegio una religión no sólo homófoba, también discriminatoria hacia la mujer, la libertad de pensamiento, la libertad de credo y la libertad más elemental, pues dicha religión predica la sumisión absoluta al Islám.

Las leyes han de ser iguales para todos.