Se puede ser algo hipocrita, muy hipócrita, sumamente hipócrita y redondearlo siendo sumamente hipócrita y sumamente gilipollas.
Hay un tipo de gilipollas que se define a si mismo como defensor de los toros. Estos gilipollas en ocasiones ponen como ejemplo a Canarias, Comunidad Autónoma sin tradición taurina en la cual se pronibieron hace ya unos años las corridas de toros con la excusa de una Ley de defensa de los animales.
Casualmente esta Ley tan defensora de los animales, no prohibió las peleas de gallos, porque claro, es una tradición cultural canaria y lo que es tradición cultural, aunque sea colocarle unas cuchillas en los espolones a unos gallos y ver como se descuartizan a trocitos pequeños salpicando con su sangre a la concurrencia, no es maltrato animal ni por asomo, eso es cultura, y de la fina, porque los que se manchan de sangre, salvo por la factura de la tintorería, salen de tan edificante y cultural espectáculo sin sufrir el más mínimo rasguño.
En Cataluña, como los gilipollas y los hipócritas parecen crecer como los hongos y se reproducen por esporas, también, con la excusa de la defensa de los pobres toros, se han prohibido las corridas de toros, la lidia. Casualmente, como en el caso canario, los "corre bous", un toro embolado con la cabeza en llamas correteando por las calles de un pueblo y acosado por la inmisericorde multitud, por ser una tradición cultural catalana, pero cultura de la buena, no es es maltrato animal y esto no se prohibe.
Es una suerte que en Cataluña el jugarse el físico delante de un toro de más de 400 kilos esté prohibido por el bien del toro, pero achicharrarle los sesos a lo vivo mientras se le acosa y se le persigue inmisericordemente, es algo culto, educado y digno de defenderse y traspasar a las siguientes generaciones de gilipollas amantes de los toros con los sesos achicharrados. Posiblemente podrían haber añadido que esto de no prohibir el achicharramiento del toro se hace por el bien del animal, pero creo que no han llegado a un exceso de hipocresía tan elevado. Con borrar del mapa todo lo que para el nacionalismo excluyente catalán pueda oler a español y a España, esos cobardes mesetarios que lejos de achicharrar al pobre animal se plantan delante de él y se juegan el tipo, parece que se conforman.
Un paseillo circunstancial.
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