Para los despistados que no sepan de qué va el asunto, durante la transición española los partidos de izquierda, entre ellos el PSOE-PRI, hablaban y predicaban las maravillas del modelo federal yugoslavo. El modelo federal yugoslavo era como el santo grial que convenía copiar de cabo a rabo por los buenos resultados que había producido en la reconciliación entre yugoslavos.
Aunque ahora Yugoslavia ya no exista en los mapas, ni en internet, ni en ningún sitio que no sea los libros de historia y la nostalgia de unos pocos, o muchos, Yugoslavia era una potencia deportiva, un país cercano a occidente, bellísimo y con un futuro prometedor, nada impedía que su futura entrada en Europa para participar de las supuestas maravillas de esta Europa Occidental, paladín de la democracia, los derechos humanos, el ecologismo y la tolerancia racial y religiosa.
Todo es muy bonito. Pero esta Europa que nadie sabe como funciona, ni falta que hace, pues su funcionamiento es profundamente antidemocrático, esta Europa de partidos internacionales organizados como auténticos clanes mafiosos sin fronteras, esta Europa complice de genocidios africanos bien recientes, incluso actuales, que critica todo lo que hace el demonio estadounidense pero que es incapaz de ser consciente de lo que ella hace porque simplemente lo ignora por completo, esta Europa del IV Reich, tenía otros planes para Yugoslavia.
Alemania ha conseguido con la Unión Europea gran parte de sus sueños históricos. Domina Europa sin necesidad de tanques; coloca sus productos por toda Europa, acapara la deuda de todos los déficit comerciales de sus supuestos socios europeos, en realiad simples colonias; ha desmembrado Checoslovaquía; Yugoslavia también, cosa natural pues los Croatas fueron aliados de los nazis alemanes y la costa croata es preciosa para que los alemanes se tuesten al sol; tienen a Grecia encadenada y sometida, ese pequeño país que pese a ser fascista se resistió a la invasión italo-alemana; Belgica tiene unas leyes horrorosa, casi raciales, que la desmembrarán; y España, otro lugar de sol y playa, está claro que a los alemanes les pirra el mar y las islas, está siendo zarandeado económicamente sin que su gran líder mundial y cósmico, Zapatero, se entere de qué coño va la película.
La película se titula: "Yugoslavia II parte, el avance alemán hacia Gibraltar".
Y es que la gente no se mueve así por así. A la gente no la sacas de casa si no es por el fútbol o porque lo está pasando muy mal. Y en España la economía va muy mal, peor de lo que nos quieren hacer creer, y hay gente que lo está pasando realmente mal, familias enteras, y no son miles, son millones.
En Yugoslavia, los políticos vendidos a intereses extranjeros, especialmente a los alemanes y estadounidenses, que siempre actúan juntos, decidieron que otro país grande no casaba con los planes étnicos de pequeños países bajo la bota alemana del IV reich. Por actuar juntos, recordemos que gran parte de la industria bélica de Hitler dependía de empresas de los EE.UU, empresas que apenas fueron tocadas por los bombardeos aliados, porque eran estadounidenses, y que permitieron a Alemania continuar en la guerra de una forma que sin tener presente este dato, parecería milagrosa.
¿Cómo consiguieron destruir Yugoslavia?
Para empezar, una parte de la población, alrededor de un 20% era tan nacionalista que habría aceptado la partición del país. En España, aunque los datos no son fiables, podemos estar en cifras parecidas o superiores.
Lo siguiente fue unos medios de desinformación que manipulaban a las masas creando odio, resentimiento, agravios comparativos, victimismos... Esto también lo tenemos en España. Especialmente en el llamado oasis catalán, todos los medios de desinformación trabajan para el régimen nacionalista catalán. Como ejemplo: la editorial conjunta de todos los medios catalanes a favor de un Estatuto inconstitucional y la posterior, y anterior, manipulación informativa sobre este tema, que es escandalosa.
Un requisito también indispensable es el pesebre. El pesebre lo forman una legión de entidades, burócratas, oficinas públicas, entes públicos, empresas semipúblicas, asociadas, dependientes de la administración, las policías locales, las autonómicas, los forestales, los bomberos.... En todos estos sitios una legión de amigos, familiares, compadres y demás personal más o menos adicto a la causa nacional, tienen un pesebre del que comer bien, y como bien comidos, han de ser agradecidos y participar en la construcción nacional. Esto, aunque España no sea un régimen comunista como lo era el yugoslavo, también lo tenemos y lo padecemos.
La guinda del asunto y no menos importante, es la necesidad de una población extranjera dispuesta a trabajar de lo que sea, incluso de matarife o asesino a sueldo. Esta masa de población procedente de países en conflicto o donde la violencia es el pan nuestro de cada día, son estupendos matones y soldados a sueldo. En España también contamos con esto y no sólo contamos con esto, en Cataluña los nazionalistas, tan dados a escapar hacia Francia ante el más mínimo atisbo de peligro, han aleccionado a los extranjeros, principalmente a los marroquís, para que participen en la construcción nacional catalana. El resultado es que no hay moro sin un CAT, o un burro, simbolos nacionalistas catalanes, en la trasera del coche.
El petardazo que permite iniciar el castillo de juegos artificiales que toda esta gentuza ha estado preparando durante años y años, es la quiebra económica. En Yugoslavia eran comunistas, pero el telón de acero se transformó en telón de cartulina, y Rusia no estaba en su mejor momento, eran malos momentos económicos y los estados federales se empezaron a tirar los trastos a la cabeza: que tú me robas a mi, no, que eres tú, que tú eres más chorizo, que si estos son unos inútiles, los otros son unos ladrones, etc., etc. Este juego de políticos llevó a la proclamación unilateral de la independencia de una pequeña república yugoslava, y el resto fue como un castillo de naipes. En España también tenemos este castillo de naipes, también tenemos la crisis generalizada y a esto hay que sumarle la crisis, la bancarota, planificada, de Cataluña.
Cataluña está en bancarota. Y no es una bancarota normal. Su deuda percápita dobla al del resto de comunidades autonomas. El despilfarro de dinero público de los políticos catalanes en diversas chorradas y con los sueldos en ocasiones un 100% superiores al de sus homologos de otras CC.AA, no tiene freno. No se ha puesto freno ni se ha hecho nada, absolutamente nada en Cataluña por mitigar su gasto, que pese a la devaluación de su calificación de deuda (en la práctica, peor que el bono griego), a incrementar el pago de los intereses en un 50%, retrasar el pago sanitario 30 días, y admitir que no tienen dinero más que para pagar nóminas, nada, abolutamente nada ha hecho el tripartito catalán, famoso por su ineptitud, para mitigar los gastos o la deuda catalana.
Todo esto, unido a un Estatuto claramente anticonstitucinal, a una manifestación nacionalista donde nos hablan de 1.500.000 participantes, y una empresa especializada en el recuento de manifestaciones da datos de 60.000 participantes, la manipulación informativa, el nulo interés por informar verazmente de la situación catalana, el encubrimiento de infinidad de datos objetivos, la propagación de informaciones siempre victimistas y en contra de España, y por otro lado, la torpe contestación a esta estrategia descalificadora por parte de algunos medios españoles, que tanto beneficia al independentismo, pues lejos de informar al ciudadano, les da más madera, me hace pensar que nada de esto es casual y que obedece a un plan claramente premeditado, pensado y calculado desde alguna fría oficina por un grupo de iluminados que creen poder reeditar el éxito de la destrucción de Yugoslavia en España.
La traca final a todo está cantada: la intervención de la Unión Europea, bajo el consentimiento de la ONU, el establemiento de nuevas fronteras, de nuevas colonias para Alemania y EE.UU en un lugar estratégico y en algún tipo de recompensa territorial para los musulmanes por su participanción en la carnicería. Es el IV Reich, y esta vez puede que sí, a parte de los aviones y sus bombas, veamos a los tanques franceses y alemanes (estos también fueron muy amigos durante una parte de la contienda, pues Francia jugaba en los dos lados) paseando por las calles de Barcelona.
Con chorradas planificadas por la élite catalana, tan dada a pensar en ellos y sólo en ellos, es como se predió lo que ahora los nazionalistas catalanes llaman la Cataluña Nort, que ahora es parte de Francia. La curiosidad es saber qué quedará de España y de Cataluña tras los planes de esta pandilla de traidores vendidos a intereses extranjeros.
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