En España sufrimos una plaga de progresismo papanata según el cual cualquier cosa es posible y es correcta, siempre que la lleven a cabo los progres. Y los progres de la cadena de televisión Cuatro han demostrado sobradamente que tienen el camino libre para hacer cualquier cosa. Pueden ir a una basílica y hacerse los graciosos. Pueden menospreciar a un mengido. Pueden incluso hacer gracias, sin ninguna gracia, sobre la pobreza de los niños paraguayos. Su bajeza moral, intelectual y humana, no conoce límites, pero poco importa, porque ellos tienen la carta blanca de ser progresistas, de izquierdas y sumamente atrevidos con todos aquellos que poco, o nada, se pueden defender. Estos progres hacen pocas bromas hacia los musulmanes. También se les conocen bien pocas bromas hacie ETA o su entorno. Estos progres, a parte de inútiles, son sumamente cobardes.
La solución para evadirse de estos papanatas progres de la tele, de los políticos es mucho más complicado evadirse, es no verlos. Pero desgraciadamente la reciente burla y menosprecio hacia los niños paraguayos ha trascendido de lo que es meramente la telebasura nacional y ha acabado por crear conflictos internacionales. Que la telebasura es universal, es cierto. Que los medios de desinformación están manipulados, también. Como ejemplo, poco o nada se decía de este suceso en el también progresista y progubernamental diario El Pais, pero en ese mismo diario se sigue manteniendo la noticia de la multa impuesta por Industria a ese programa de fachas, Intereconomía, que seguro que bien merecido se lo tenían, por fomentar la homofobia.
¿Qué multa impondrá Industria a Cuatro por haberse cachondeado de un mendigo y haberse burlado, humillado y menospreciado de la infancia uruguaya? Pues no hace falta ser un gran espacialista para saber que Industria no pondrá ninguna multa a sus amigos progres pues entre papanatas anda el juego, y lo que es insulto, los progres lo transforman en libertad de expresión.
Una auténtica vergüenza.
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