martes, 26 de octubre de 2010

Si los gilipollas volaran, no veriamos el Sol.

Suelen los gilipollas ser gordos, estar bien alimentados y vivir a costa del Estado, es decir: de los sudores del resto de la ciudadanía. Como animales insaciables de esparcir su gilipollez por el mundo, de vez en cuando estos gilipollas nos regalan unas cuantas perlas bajo la forma de declaraciones que dichas en una destartalada taberna entre añejas botas de vino,no tendrían la menor importancia, pero dichas por alguien que cobra por llevar ciertos asuntos sobre los que demuestra tener tanta información y dominio como el barrendero del barrio, ponen los pelos como escarpias, remueven las tripas y hasta sueltan el vientre al darse cuenta el infortunado receptor de tan formidable clase de estuldicia, de en que manos se encuentran los asuntos publicos y que clase de sesos recalentados deciden lo que se hará con el dinero de todos.

Hay tantos ejemplos, y de tan alto calado institucional en España, de este recalentón de sesos carentes de neuronas dignas de tal nombre, que la lista de idioteces sería interminable y merecería un estudio antropológico con su posterior encuesta pública sobre cual es la memez, la chorrada, la mentira, la imbecilidad más grande dicha por esta piara de políticos gilipollas que desde todos los lados, ángulos, distancias y estancias oficiales, nos bombardean a diario con alguna perla fruto de años de incansable papanatismo, chaqueterismo y sectarismo mamado y practicado con profusión en el seno de las madrasas de sus respectivos partidos políticos.

Hay muchas y la lista va camino de superar el ritmo de la inflación alemana anterior a la Segunda Guerra Mundial. Las frases gilipollas se actualizan y suben de kilates de hora en hora, minuto a minuto. No es la guerra, pero casi. Es la campaña electoral. Y falta más de un año para las elecciones. Y si esto es así ahora, ¿qué nos espera sufrir durante los próximos meses? ¿Acabará Belén Estevan siendo un ejemplo de educación, sentido común, buen hacer y sabiduría filosófica dentro del terruño hispano de la conjunción de los separados y no revueltos, aunque algo solidarios, pero con concierto económico o autonomía bien diferenciada y unidos por la supuesta caja común de la Seguridad Social?

Yo apuesto que a este paso, cuando veamos imágenes retrospectivas de algún plató de televisión con todos los allí presentes gritando como locos e insultándose, diremos: "aquello sí que era educación, y no lo que tenemos ahora".

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