martes, 5 de octubre de 2010

Holocausto judío y propaganda de guerra.

Este artículo no se podría escribir en Alemania, Austria, Australia, Francia y creo que ni en Reino Unido. En estos países la sola negación del holocausto judío, es un delito castigado con varios años de prisión.

En España, el Tribunal Constitucional falló que negar el holocausto es un tema de opinión, y como tal, la libre opinión está amparada por la Carta Magna española como un ejercicio de Libertad de Expresión. No obstante, en España sí sería delito justificar el holocausto judío, pues esto sería exaltación de la violencia, y además, en este caso, sería contra un grupo étnico o religioso concreto.

Aclarado este asunto. ¿Qué es negar el holocausto judío?

Es evidente y salta a la vista que muchos judíos europeos, familias enteras, fueron llevados a campos de concentración durante la II Guerra Mundial, que muchos fueron utilizados como mano de obra, que otros muchos murieron y otros muchos sobrevivieron a dicha pesadilla.

¿Fue esta violencia ejercida por el Reich alemán sólo contra los judíos?

La propaganda de guerra sionista ha sido tan intensa que parece que los único deportados, encarcelados, violentados, explotados y masacrados en masa durante la II Guerra Mundial, fueron los judíos.

La realidad es que los gitanos fueron tratados de igual o peor forma, y los polacos y rusos, también tuvieron lo suyo. Esto es en lo que concierne a deportaciones de familias, pueblos y grupos étnicos completos, es decir: hombres, mujeres, niños y ancianos.

Si nos centramos en personas adultas, principalmente varones, millones de europeos fueron utilizados como mano de obra esclava, forzosa, o como soldados de asalto, carne de cañón, del Reich Alemán.

Entre los 55 millones de muertos acontecidos durante la II Guerra Mundial, parece que los únicos importantes, los únicos a tener de verdad en cuenta como víctimas, son 6 millones de judíos.

¿Casualidad?

Si miramos la historia reciente del mundo durante los últimos 300 años, nos podremos dar cuenta que nada, ninguna guerra, revolución o movimiento social, es posible sin una financiación adecuada.

Ya ocurrió durante la I Guerra Mundial, que los banqueros judíos fueron acusados de estar tras todas las guerras habidas en el mundo recientemente. Ellos necesitaban una coartada que permitiera silenciar las voces que se alzarían tras la siguiente guerra y así poder ocultar que Lenín, Japón, Hitler, fueron financiados por la banca judía.

La creación del holocausto era necesario para silenciar cualquier crítica, y además, el apoyo sionista a Hitler, que está documentado, permitiría que cientos de miles de judíos europeos estuvieran dispuestos a emigrar hacia Israel, el estado soñado por los sionistas para el pueblo judío.

La propaganda de guerra es necesaria. Y una cifra de seis millones, no estaba nada mal.

Lo malo es que los revisionistas, a pesar de ser encarcelados durante años, pues hay gente en Alemania, Francia y Austria, con condenas de prisión de hasta 3 años por negar la versión oficial del holocausto, lo que dicen es que el número de judíos en la Europa controlada por Hitler no superaba los 4 millones. Esta cifra incluye a los supervivientes.

Posiblemente el tema principal en todo este asunto sea el tema moral, pues al negar o cuestionar la version oficial del holocausto judío, parece que se esté defendiendo a Hitler, a los nazis y todos los crímenes contra la humanidad que estos cometieron.

La cuestión de fondo no es esa. La cuestión es que en países que afirman defender la Libertad de Expresión, la sola negación del holacusto judío, tal y como la venden los medios oficiales, es un delito. Estos negacionistas, entre los que hay algunos judíos, a los que se llama "traidores", "amantes del autoodio" y cosas peores, no están justificando a nadie, en todo caso, se esta cuestionando la propaganda oficial que ha sido utilizada para crear e insertar un país en Oriente Medio, país que con la utilización del holacausto ha tendio y tiene carta blanca para disponer de un arsenal nuclear, armas biológicas y practicar una política racial de ocupación que en poco se diferencia de la llevada a cabo por los nazis en Europa.

Al criminalizarse un tema, impidiendo su investigación imparcial y seria, se está actuando como en los tiempos de la quema de brujas, o en los tiempos en los cuales las verdades teológicas eran tan incuestionables que quienes se atrevían a decir que la tierra era redonda sufrían persecución o eran quemados en la hoguera por brujería.

En Europa, en Occidente, estamos viviendo una regresión temporal en la que se impone una teología incuestionable, indiscutible, y siempre al servicio de la Banca Internacional judía. Ellos gastan grandes sumas de dinero en propaganda, pero si esta no funciona, no dudan en encarcelar a los infractores.

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