martes, 3 de agosto de 2010

Mi amiga la cabra


Creo que todo buen aficionado a las llamadas teorías conspiranóicas habrá visto los saludos satánicos, con la señal de los cuernos, con que todos los líderes mundiales, incluido el Papa de Roma, nos han deleitado en uno u otro momento.

Acabo de ver otra vez, por casualidad, ese glorioso momento durante el 11-S en el que George Bush, mientras estaba en una escuela rodeado de niños, es avisado de que Estados Unidos está siendo atacado.

Todo el mundo parece coincidir en que la reacción de Bush es la de un tipo lelo, tonto y sin capacidad de reacción. Pero hay otra teoría más inquietante y que resulta ser más pausible y terrorífica.

La primera casualidad es que George Bush, durante los ataque del 11-S, en vez de estar jugando al golf o planchando la almohada, estuviera en un colegio, rodeado de las almas inocentes y puras de niños de seis años.

La siguiente casualidad es que mientras los atentados se llevaban a efecto, el presidente de los Estados Unidos, con ese coro de serafines, estaba leyendo un cuento para niños titulado: "mi amiga la cabra".

Este cuento, que no he podido consulta, está prohibido en algunas escuelas norteamericanas porque algún consejo escolar ve en dicha obra indicios de un pacto demoniaco o algo por el estilo.

No puedo contrastar ese dato.

Lo siguiente que ocurre es que tras ser avisado de la efectividad de los ataques terroristas, George Bush coge un libro, el libro de mi amiga la cabra, y se pone a leerlo. Pero el libro está cabeza abajo.

Menudo palurdo, ¿no?

El asunto es que en los rituales satánicos se colocan las cosas al revés. Digamos que Satán es el antidios, o el dios contrario, y una constante en los rituales es colocar signos cristianos, libros y otro tipo de cosillas, cabeza para abajo. También se podría decir que se las pone mirando a los infiernos.

La cuestión es que esas mismas imágenes, que nos han vendido como las de un tipo con cara de tonto haciendo el bobo en un escuela mientras su país está siendo atacado, una vez que se conoce el contexto, y la inmensa casualidad, también, de que se filme el acto, a mi me da que pensar.

Para situar al lector, recordar que la masonería es una secta internacional satánica que rinde culto, aunque muchos masones lo ignoran, o prefieren ignorarlo, al dios de la luz, a satán, a lucifer, y los Bush, no es ningún secreto, al igual que la mayoría de los presidentes y de la clase política norteamericana y del resto del mundo, pertenecen desde hace generaciones a la masonería.

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