Parece que los sionistas vuelven a por sus fueros. Siempre tan dados ellos a crearse amigos, acaban de masacrar en aguas internacionales un comboy humanitario que iba rumbo al campo de concentración de Gaza. Las fuentes hablan de no menos de 14 muertos. Claro está que el gobierno israelí ha actuado de esta mesurada manera por amor a la humanidad. Su punto de partida es que podrían haberles tirado una bomba atómica, que bien pensado, ya es tontería tener bombas atómicas norteamericanas en submarinos regalados por Alemania y no utilizarlas. ¿Y si no funcionan? Estos cacharros hay que probarlos, no vaya a ser que llegado el caso los americanos les hayan regalado una bomba fétida gigante y hagan el ridículo. ¿Qué pensaría entonces de ellos el rabioso y más que vengativo dios de los judíos? Seguro que los castiga por ello. Ya los castigó con el holocaustro, que no por casualidad fue que banqueros judíos financiaran a Hitler, no, porque todos esos judíos, malos judíos, que vivían en Europa y no querían regresar a su tierra santa debían ser espoleados y castigados por su tozudez. Y para eso estaba el bueno de Hitler y el buen dinerito de los banqueros judíos, para espolearlos y mangonearlos como borregos.
Y esto es lo que más rabia me da del asunto, que los judíos sean a la vez víctimas y verdugos de su propia estupidez, su pasado más bien estúpido y de la manipulación de un grupo de familias, bien, sí, con antepasados judíos, pero que son unos auténticos hijos del gran satán dispuestos a cargarse a toda la humanidad. Y cuando digo a toda, incluyo a estos borregos judíos armados hasta los dientes.
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