La respuesta es que no. Hacerlo peor, habría sido muy difícil.
En contra de lo que muchos suponen, el problema arranca con el PP en el gobierno.
Su política neoliberal de aquí vale todo, su laxo control de la economía real, continuó permitiendo la economía sumergida, que es el verdadero banderín de enganche y reclamo para la llegada masiva de extranjeros. Cuando se decía: “España va bien”, España tenía una tasa de paro del 8,5%, superior a la actual en Alemania y 5 veces superior a que hoy se registra en Austria.
El error del PP estuvo en no acabar con la economía sumergida, dormirse en los laureles, centrar el crecimiento económico exclusivamente en el ladrillo y en el crédito extranjero (que hay y había que devolver), ser incapaces de canalizar ese crédito hacia un crecimiento más constante, de más larga duración con inversiones en tecnología y empresas líderes con soporte del Estado (copiando el modelo francés o alemán), en vez de eso, se centró todo en un crecimiento loco, del pelotazo rápido y sin un control oficial racional, de futuro (ni del Estado, ni de las CC.AA, ni de los ayuntamientos). A este error se ha de sumar su nula capacidad para limpiar las cloacas del Estado y asentar una justicia independiente, un Defensor del Pueblo con competencias que actúe como fiscalía anticorrupción, el cambio de la Ley electoral, una reforma laboral seria, en definitiva, son tantas las cosas que no se hicieron, que se podría resumir con que se les olvidó que hay que barrer la casa y poner puertas al campo.
A la estulticia del PP, iniciada ya la obra teatral “España va bien”, se unió la ineptitud de un gobierno socialista incapaz de ver más allá de sus propias narices. Así que el trasatlántico “España”, continuó por inercia rumbo hacia el iceberg, pero no para rozarlo, siguió derecho para embestirlo de lleno. La embestida era del calibre de: “hemos superado a Italia y vamos a alcanzar a Francia”, “quiero el pleno empleo, y no lo quiero como algo coyuntural, lo quiero como algo permanente”, “realizaremos políticas sociales, ni un solo trabajador sin contrato”, “no quiero a nadie en mi país trabajando ilegalmente, y eso significa regularizar situaciones que no debería ser irregulares”.
Afortunadamente, entre las promesas de Zapatero no estaba el doblar nuestra capacidad hidrológica, porque en tal caso ahora mismo España carecería de reservas de agua.
Llegó un momento en el que todo el mundo, menos los supuestos directores, se dio cuenta de que la obra de teatro se había transformado en un circo repleto de payasos, magos, juegos malabares, saltimbanquis, tahures y faquires. Pero Zapatero se creyó que aquel circo bufo era el teatro de Shakespeare y que él era Hamlet: “crisis, o no crisis, esa es la cuestión”.
Ochenta brotes verdes más tarde, tras el anuncio de que no llegaríamos a los 4 millones de parados, tras el anuncio de que jamás se llegará a los 5 millones de parados, hoy estamos en más de 5 millones de parados reales. Eso sí, en el P$OE se consuelan con el tema de la economía sumergida. Según ellos, los parados en realidad son delincuentes que se niegan a trabajar con un contrato legal. Ese es su mensaje.
¿Si la situación es tan esperpéntica, para qué quiere Zapatero seguir en el poder?
El único motivo por el cual Zapatero quiere continuar en el poder es para poder crear votantes socialistas. ¿Cómo? Mediante la incorporación al mercado laboral de una nueva tanda de trabajadores ilegales extranjeros. ¿Cómo? Mediante una amnistía para los empresarios con trabajadores ilegales que los regularicen. ¿Cómo? Evidentemente esto coloca al empresario ante la tesitura de dos grandes delitos, contratación ilegal e incluso tráfico de personas (esto dependerá del caso), así que es mucho más fácil que la amnistía programada por Zapatero, si ha de beneficiar a alguien, sea a los extranjeros ilegales o no tan ilegales, que a los españoles. En definitiva, beneficia a los votantes naturales del P$OE. Porque todos estos extranjeros, tarde o temprano, se nacionalizarán. Cuando nos dicen que ha disminuido el número de extranjeros, es cierto. Disminuye porque el que puede se nacionaliza de cualquier manera, no vaya a ser que salga un partido en Europa, o en España, que les quiera dar la patada. Y es que el hundimiento programado por el P$OE (ese partido masónico al servicio del FMI) del trasatlántico “España”, ya no hay quien lo pare. A la tercera va la vencida.
El problema,Stop, es que no se ha tocado techo.
ResponderEliminarEse es el drama.
Y a partir del 22 de mayo habrá que ir sumando los despidos de funcionarios públicos en ayuntamientos y organismos oficiales, tal y como se han comprometido los Consitorios con Salgado a la hora de reducir gastos.
Yo ya te lo comenté el otro día cuando te dije el aumento brutal que semana a semana se está produciendo en los comedores de Cáritas.
Veremos como acaba esto...
Hola Natalia. Realmente yo soy muy, muy, muy pesimista y si tuviera dinero, me largaría a otro país. Lo de Libia o lo de Yugoslavia será de chiste comparado con lo que nos espera. Pero me parece que la gente prefiere no ser consciente de toda la frustración acumulada, de todo el odio visceral y de todo la malo que ha ido creando y recreando Zapatero y su camarilla de inútiles integrales.
ResponderEliminarYo los veo como auténticos criminales. Desgraciadamente, esta gentuza capaz de arruinar por completo un país, de frustrar la vida de millones de personas, de crear situaciones terriblemente dramáticas, van por el mundo con la cabeza muy alta, dignos y orgullosos de su talante criminal. Yo solo espero que ninguno de estos salga indemne de lo que nos espera. Supongo que para eso existe la creencia en el más allá, para imaginar, y consolarse, con que toda esta gentuza tendrá algún día su justo castigo. Saludos.
¿Del mas allá?....Yo ya me estoy puliendo una garrota de fresno pa cuando salgamos todos a la calle a pedir cuentas.....
ResponderEliminarun saludo
@ Navegante harán falta algo más que garrotas. Lo de Zapatero y sus sectas ya no tiene nombre. Más de 2500 nuevos parados al día y aún hay gentuza que lo defiende. Esto acabará muy, muy, muy mal. Saludos.
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