sábado, 16 de abril de 2011

Yo tenía un pajarito.


Yo tenía un pajarito en Barcelona, a las faldas del Tibidabo.

Algo por un estilo a esto comienza “Memorias de Africa”. Y es que con los años, nos da por ir contando batallitas de esas que nadie quiere escuchar, pero que gracias al "internete", las escribes, las subes a la red del inframundo y es como si alguien te escuchara. Y encima con respeto, que es como unir al “abuelo cebolleta” con la ciencia ficción de Strar Trek.
El caso es que yo tenía un pajarillo, concretamente un jilguero. Aunque para ser más exacto, más que tenerlo yo, lo teníamos toda la familia. Lo habíamos cazado durante una excursión familiar a la montaña, que en aquellas épocas era lo que se solía hacer, ya que por entonces aún no estaba prohibido cazar jilgeros, pobres pájaros, e ir al monte resultaba, además de barato, práctico, porque aún quedaban montañas a las que ir sin tener que coger el AVE o un avión. Asi que lo cazamos entre todos con una red. Sí, ya lo digo yo: éramos unos cabrones desalmados. Y allí estaba él, y al otro lado de los barrotes de la jaula en la que lo metimos, estábamos nosotros: los cabrones de los humanos.
Nunca he conocido un pájaro más cabrón que aquel jilguero. Lo admiraba. Era indómito. A parte de no cantar, que era el motivo por el que lo habíamos capturado, si te acercabas a la jaula te amenazaba con picarte. Y si le ponías el dedo en los barrotes, te atacaba con un coraje endiablado. No hacía mucho daño, pero aunque no se veía sobresalir nada, cosas del plumaje, supongo, pensabas: “jo, si que los tiene bien puestos el pajarraco este”.
Y es que como humanos cabrones, le habíamos robado su libertad. Sí, tenía comida de sobra, alpiste, trozos de manzana, de plátano, uvas, melón, sandía, naranja, lechuga, su jibia de sepia... Con el tiempo incluso llegó a tener una bañera como las de los periquitos, de esas de plástico que se les pone en la puerta. Bañarse a diario, llegó a ser una de sus ocupaciones favoritas.

Si el pájaro se pensaba que estaba solo en casa, llegaba incluso a cantar un rato. Y como el bicho nos causaba admiración, por lo cabronazo que era, le pusimos una hembra, una canaria verde, para que dejara descendencia suya en este miserable planeta de cabrones donde unos bichos gigantes te encarcelan de por vida y esperan que, además, te pongas a cantar. De alegría.
No teníamos muchas esperanzas de que tratara bien a la hembra, pero aunque no es que fuera muy romántico, se hicieron amigos y cumplió con ella. Y vaya, que incluso parecía menos cabrón. Se le veía ya con cara de padre. Pero la felicidad duró poco porque un buen día, y mira que estaba cumpliendo con la hembra, dándole de comer y todo, se cargó los huevos. Debió de ser un pronto, pensamos. La hembra se quedó como traumatizada durante unos días. Tras trajinarse a varias hembras más y tras varias puestas con iguales resultados, quedó claro que aquel pájaro era un huevicida peligroso. Podríamos haber separado a la hembra del macho antes de que pusiera los huevos, pero este jilguero era lo suficientemente astuto como para no copular ante testigos. Y en las siguientes puestas, la destrucción de huevos fue inmediata. Un visto y no visto.
Alguien pensará que este pájaro era un miserable asesino de sus hijos, pero el caso es que lo admirábamos. Un simple y miserable pájaro tenía la dignidad suficiente para no desear que sus hijos fueran esclavos. Eso pensamos. O eso quisimos pensar.
No he vuelto a tener un pájaro nunca más en mi vida. Los únicos que he tenido han sido recogidos de la calle, porque eran jovencitos, o tenían el ala chunga, y tras unos días de recuperación, los he vuelto a soltar, para que sean libres. Libres para vivir y libres para morir. Libres para querer dejar una descendencia que los sustituya.

10 comentarios:

  1. A mi tampoco me ha gustado nunca tener pajaros. Me dan pena verlos enjaulados y pienso que para un pajaro que puede volar perder la libertad es la tortura peor a la que se pueden enfrentar. Y el único motivo para tenerlos así es escucharlos cantar mejor nos compramos un CD y lo ponemos antes de tener un animalito en esas condiciones.

    P.D.: Sabes Stop que no lo hago con la intención de ofenderte, pero por favor quita esas "uvas con h" que has puesto que me pone de los nervios vereso escrito así, jajajajaja.
    Saludos.

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  2. @ Wafan, gracias. Soy un caso perdido.

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  3. Quería escribir: Wafah. Perdón. Ya ves que soy REALMENTE, un caso perdido. Hace muchos años intenté aprender programación, y la teoría creo que la pillaba, pero escribir el código... Te lo puedes imaginar. Me volvía loco. POrque con una coma mal puesta, o unas comillas, o una letra de nada, ya la habías cagado. Como puedes imaginar, lo deje. Creo que lo de las "huvas" ha sido una influencia de los huevos. Saludos y gracias otra vez.

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  4. Pos mira, de paso he cambiado alguna cosa más. Creo que voy a activar el corrector ortográfico del OpenOffice, que no sé como se hace, pero que debe estar en algún sitio. Si alguien sabe como se activa...

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  5. Tal vez te sirva esta explicación Stop:
    Herramientas > opciones > configuración de idioma > idiomas

    En "idiomas predeterminados para los documentos" (occidental), seleccionas el que te interesa (solo funcionan, los que están marcados con “abc”) y aceptas.

    Si el idioma que te interesa no está marcado con “abc”, significa que no está instalado y por lo tanto no te funcionará el corrector. Lo instalas tal como se explica a continuación.

    Instalar correctores ortográficos:

    Archivo > asistentes > instalar diccionarios nuevos...

    Sigue las instrucciones del asistente.

    Después de instalar nuevos diccionarios, reinicias y vuelves a seguir lo pasos desde el principio.


    Si tienes problemas mira en la pagina:

    Http://es.openoffice.org/programa/diccionario.html

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  6. El jilguero era un cruce entre Wiliam Wallace y Espartaco, de eso no hay duda.
    Yo nunca he tenido pájaros. De pequeña y hasta que se me murió el último, siempre he sido de perros.

    Saludos

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  7. De ahí a Los pájaros de Hitckock poco queda, Stop. Pero es verdad, libertad para los pájaros, y no para los etarras.
    Saludos blogueros

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  8. @ Wafah, gracias por la explicación. En "Archivo" No me salen las mismas opciones que a ti. Creo que el "quit" del asunto es que yo utilizo linux con OpenOffice para Linux. Aparentemente son idénticos, pero no me sale lo que tu dices en el desplegable.

    Lo que sí me funciona, aunque no lo uso, porque me gustaría que fuese automático, es que tienes la opción de revisar ortográficamente el texto. Pero se lo tines que solicitar al programa cada vez. Tendré que acostumbrarme y recurrir a eso. Y en idiomas ya tengo puesto Español. Supongo que cuando lo instalé me haría preguntas... No lo recuerdo. De todas formas, muchas gracias. Y también gracias por la dirección. La miraré. Saludos.

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  9. @ Natalia. Bueno, en mi casa teníamos muchos pájaros porque durante un tiempo nos dedicamos (por afición) a la cría de canarios. Una locura. Finalmente ocurrio una epidemia de la que solo se salvó el jilguero, que era a prueba de terremotos, plagas bíblicas y bombas atómicas. Ese se murió de viejo y ya nunca más, pero nunca más, más pájaros enjaulados. Y yo también soy muy de perros, perruno hasta la médula, y de gatos, y de ratones... soy un caso clínico porque todos los bichos, hasta los insectos, me sabe fatal pisar una hormiga, me gustan, pero lo que no puede ser, no puede ser. Saludos.

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  10. @ Jose Antonio. Pues sí, es verdad, has dado en el clavo: "libertad para los pájaros y no para los etarras". Es un poco triste, pero si lo piensas... La mayoría de los animales son mejores que muchas personas. No sólo mejores que la alimaña que aprieta el gatillo, también mejores que las alimañas, cobardes y rastreras, que incapaces de apretar el gatillo, alientan a que un pobre bobo retrasado les haga el trabajo sucio. Y lo de los jueces... Algún día los españoles deberíamos hacer algo con toda esta gentuza que nos traiciona cada día, todos los días del año, durante años, y viven del dinero de nuestros impuestos, de nuestro sudor y de nuestras penurias para pagar esos impuestos, y multas, injustos y desproporcionados. Saludos.

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