martes, 12 de abril de 2011

Energía nuclear, barata.

Decía Annie Leonard, que uno de los principios del consumismo estaba en la externalización de los costes. Ella, ponía el ejemplo de un radiotransistor comprado en una tienda norteamericana por seis dólares. ¿Realmente ese transistor podía costar seis dólares?

La materia prima, la energía necesaria para transformarla, el diseño, la industria, los trabajadores, el embalaje, los transportistas, el barco que la llevó de China a Estados Unidos, la empresa intermediaria, el mayorista norteamericano, el coste de la tienda, el almacenaje y el empleado que le atendió... ¿seis dólares?

Alguien, por el camino, había puesto la diferencia en el precio para que ella pudiera comprar su radio por seis dólares.


En la energía nuclear, esa nergía que se nos predica barata, la más económica, la más segura, la más interesante para el complejo industrial-militar, también tiene su exteriorización de costes.

Como es un tema político, nadie está interesado en contar los costes reales de la energía nuclear. Sólo los ecologistas lo hacen.

Tras la desastrosa gestión de la crisis nuclear japonesa, donde uno de los países más desarrollados y disciplinados del planeta, ha dejado el futuro de miles de kilómetros cuadrados, incluso del planeta, en manos de lo que decida, por su propio interés corporativo, una empresa privada llamada Tepco, pues por fin, parece que la externalización de la energía nuclear, podrá ser cuantificada.














Tepco, la empresa operadora de la planta nuclear de Fukushima, ha trasladado a los habitantes de las diez ciudades próximas a la central una indemnización económica por lo sucedido, que no es otra cosa que el perder sus casas y tener que alejarse de la central.

La población de Namie ha decidio no aceptar la indemnización de Tepco, de 20 millones de yenes, el equivalente a 180.000 euros. Quizás el alcalde de Namie ha hecho mal porque con esos 180.000 euros podría haber comprado una casa embargada, de esas que ahora se ofrecen en España como peladillas a los inversores extranjeros. El asunto es que con una población de 20.000 habitantes, la indemnización de Tepco es de 1000 yenes, 9 euros, por residente. Con esto se pueden comprar una radio china, seguir las noticias, y aún les sobran más de 3 euros para comprar... varios cafés siempre que lo hagan en el Congreso de los Diputados de España, que sale mucho más barato que en la calle.

Sabiamente, el alcalde de Namie ha aclarado: “con esta cantidad las personas afectadas no pueden vivir”. Ya, ya, ya lo sabemos. Pero pueden oír la radio. ¿No?

Ante la ola de indignacion general, el ejecutivo japonés ha manifestado que exigirá el pago de indemnizacones a Tepco. Y claro, eso... Ya, ya, ya, ya lo sabemos. Ya sabemos que eso acabará como lo de Boliden y la balsa de Aznalcóllar, pero la intención es lo que cuenta. Que una radio es una radio. Y yo... yo sigo pensando que este alcalde, la ha “cagao”, pero bien cagada. Que un radiotransistor, siempre será mejor que nada.


5 comentarios:

  1. La empresa a la que te refieres se llama Boliden, y creo que era sueca.
    En cuanto a la energia nuclear, todo depende de los niveles de seguridad que existan, En Francia hay casi 60 centrales, en Finlandia tambien unas cuantas y no hay noticias de accidentes graves. El problema en Japón ha sido por un terremoto de magnitud 8,7, algo totalmente imprevisible. No condenemos a un tipo de energia que hasta la fecha es de las más baratas, no contamina a la atmosfera (salvo el tema de los residuos) y evita la dependencia al petroleo. Creo que es una alternativa a considerar, y más en España. Saludos

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  2. @ Wafah, gracias por la corrección. Ya está bien puesto. Tengo una habilidad natural para escribir mal las cosas. El caso es que yo lo leo perfectamente bien aunque esté mal escrito. Pero bueno, quizás un día... aunque sea unas pocas horas antes de morir, se me arregle el problemilla.

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  3. @ Wafah, tus argumentos a favor de la energía nuclear, salen de la Biblia de los defensores de la energía nuclear.

    Yo estoy completamente en contra de la energía nuclear porque no es segura y sus consecuencias, como en Chernobil, estarán allí durante miles de años.

    Ahora tú, y la Biblia del defensor de la energía nuclear, dirá que es la más segura. Puede. Pero es también la más peligrosa de todas.

    Si en Japón, uno de los países tecnológicamente más avanzados del mundo, esta central nuclear tenía un mal mantenimiento técnico, reconocido ahora por la propia empresa, con informes falsos, equipos que debían sustituirse y no se sustituían para ahorrar dinero; si a eso le sumamos que esta empresa privada gestiona una crisis que compromete la seguridad de todo un país; que el problema de la central por los daños causados por el terremoto se acrecentaron porque no quisieron mojar y estropear equipos (que no funcionaban por falta de luz) mojándolos con agua de mar; si resulta que para ahorrar dinero prefieren utilizar personas en lugar de robots, que finalmente han de traer de Alemania; si te enteras, como han denunciado los familiares, que esas personas "técnicos", los llama la prensa, son simples empleados de mantenimiento de bajo nivel que, igual que si fueran monos, o autómatas, hacen lo que les indican ingenieros que están a buen seguro, sin jugarse el pellejo... ¿Es eso seguro? ¿Cómo será una central nuclear en Marruecos, en Argelia, si las de Japón son una chapuza y se parecen tanto a la central nuclear de Springfil?

    Por mi propia experiencia, yo, jamás de los jamases, me fiaré de una empresa privada. Jamás. Es largo de contar, pero al directivo de una empresa privada lo que le interesa es el beneficio empresarial, o el suyo propio, y ahí se acabó su vínculo con la humanidad, los pajaritos cantores, el planeta, los derechos humanos y otras cositas. Y ese es precisamente el motivo por el cual todo se privatiza. Porque la esclavitud, la metedura de pata, o el mal funcionamiento de una empresa pública, compromete a los políticos, pero si es una empresa semipública, o privada, la cosa se diluye. Pobrecitos politicos, ellos, que les echamos la culpa de todo. Y asi es como funciona el asunto. Saludos.

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  4. Ya lo comentamos en mi blog, y sabes mi opinión al respecto.
    La energía de fisión nuclear garantiza el abastecimiento energético, es barata en
    términos relativos, es operativamente segura, se ha demostrado inocua para la salud y
    se revela ventajosa en términos medioambientales al no generar emisiones de CO2 u
    otros gases de efecto invernadero.

    Entre las ventajas de las centrales nucleares destaca su capacidad de producir
    la energía eléctrica más barata (2,37 céntimos de euro el kilovatio hora), comparada
    con la de otras fuentes energéticas, excepto la hidroeléctrica.
    La energía nuclear es la más barata de todas las disponibles actualmente, seguida
    por la del gas natural, carbón y eólica.

    No voy a seguir con más datos, lo dejo aquí.

    Sólo hago una pregunta.
    ¿Qué hubiera ocurrido si en vez de tratarse de una central núclear, lo de Fukushima hubiera sido una planta petroquímica?.

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  5. @ Natalia, si hubiese sido una planta petroquímica se habría producido otra catástrofe. El problema de la energía nuclear,que tú, y muchos otros, no quieren ver, es que sus consecuencias perduran por miles de años, y esos problemas producen alteraciones genéticas que se pueden trasladar a todo el resto del planeta.

    Además, lo más gracioso es que esa inmensa responsabilidad planetaria se deja en las manos de empresas privadas, con intereses muy privados.

    Ya que haces la pregunta de la planta petroquímica, te hago yo la pregunta sobre ¿qué pasa con la exteriorización de los costes de la energía nuclear?

    Existen en internet documentales sobre residuos radioactivos que ponen los pelos como escarpias. ¿Se nos ha olvidado que durante décadas, estos residuos fueron lanzados al mar, en bidones, porque resultaba muy barato hacerlo, y que la cosa no terminó, supuestamente terminó, hasta que unos locos ecologistas pusieron sus zodiacs debajo de esos residuos y acosaron a los barcos de la muerte en alta mar jugándose la vida?

    ¿Es esa un industria responsable?

    ¿Qué pasa con toda la contaminación radioactiva esparcida por Europa con lo de Chernovil, de la que no se dice nada para no alarmar a la gente?

    ¿Y la que aún tenemos en España con lo de Palomares? ¿Qué pasa con eso? ¿Es esa una energía barata?

    Lamento mucho que el poder del dinero esté por encima de la vida de la gente, la salud, o lo que verán las futuras generaciones, no solo de humanos, también de animales. Si en Japón, el mantenimiento de esa central era fraudulento, con chapuzas inmensas... No te quiero contar en España. Bueno, yo tengo algunas historias, pero como son... increíbles, casi que no las cuento. Los Simpson se quedan cortos. Y es que la realidad siempre supera a la ficción. Saludos.

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