jueves, 16 de septiembre de 2010

Los gitanos en Europa.

¿Se puede decir algo bueno de los gitanos? ¿Están los gitanos orgullosos de su recorrido y estancia por varios siglos ya en suelo europeo?

Quizás porque España es un país atípico, ciertamente se pueden decir algunas cosas buenas de los gitanos. Si se visita alguna web gitana, pues resulta que todo en lo referente a los gitanos es bueno, ancestral y entrañable, mientras que los payos, pues mira, te enteras de que siempre hemos sido unos perseguidores, unos miserables intolerantes y otras cosas que se podrían resumir en algo genético relacionado con tener muy "mala sombra". Evidentemente, la objetividad es algo difícil de conseguir.

Actualmente, los gitanos han saltado a las primeras páginas por la expulsión de algunos miles de gitanos de Francia. Esta cadena de expulsiones se produce meses depués de que un grupo de gitanos rumanos asaltara de forma salvaje una comisaría francesa. De haber ocurrido esto en España, ahora los gitanos tendrían los papeles de propiedad de la comisaría, vivirían allí y habrían sido generosamente indeminizados por el gobierno, pero tratándose de Francia, el resultado está siendo una cadena de expulsiones.

Los gitanos se quejan, claro, pero en el siglo XXI, cuando todos los ciudadanos están constrictivamente controlados, pesados, medidos y han de pagar hasta por respirar, ¿se puede entender que grandes grupos familiares se muevan, aposenten, campeen, traquicheen, roben o sigan sus propias leyes, a espaldas de la sociedad, pero al mismo tiempo culpando a esa sociedad a la que dan la espalda, de su situación social y cultural?

Evidentemente, la respuesta no es un sí, o un no. Pero podemos establecer un paralelismo social: mientras la mafia norteamericana aprovechó sus ganancias para legalizarse y vivir encrustada en la sociedad, los clanes gitanos, aunque en ocasiones manejen mucho dinero de la droga, siguen anclados en un atraso cultural y social que ellos mismos han identificado como la esencia de ser gitano, vivir como un gitano y no renunciar a los orígenes. Esta claro que esto es un error y que pocos gitanos parecen estar dispuestos a realizar una reflexión profunda sobre lo que ocurre con los gitanos, su voluntario aislamiento de la sociedad no gitana, la lucha entre clanes, la escasa o nula solidaridad entre gitanos y las muy escasas espectativas de avance social de este colectivo.

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