Imaginemos un país con una altísima tasa de paro, con su sector turístico anquilosado, rodeado de mar e islas, con grandes tesoros submarinos que se dejan a merced del expolio de empresas caza tesoros extranjeras y piratas arqueológicos.
Imaginemos que en ese país se gastan al año, entre subvenciones y pérdidas, más de mil millones de euros en televisiones y radios públicas; unos dos mil millones de euros en intervenciones militares de dudoso éxito y propósito; cientos de millones de euros en propaganda realmente inútil de las distintas administraciones; una cantidad no cuantificada en el sueldo público de decenas de miles de cargos políticos de la más dudosa eficacia, pero imaginemos dicho país no dedica más que unas decenas de miles de euros a la conservación o exploración de sus tesoros marinos, entre los cuales se encuentran pecios cargados con fabulosos tesoros en oro, plata, piedras preciosas, objetos artísticos y otros de un valor arqueológico incuantificable que abarcan más de 6000 años de navegación.
Nuestro natural, nos lleva a pensar que los habitantes de dicho país son unos auténticos cretinos por dedicar tanto dinero a cosas absurdas, y ser los mantenedores de una casta de políticos parasitarios, mientras tesoros incalculables, duermen o son robados impunemente bajo sus aguas territoriales.
Cualquiera con dos dedos de frente dedicaría esos millones de euros al desarrollo tecnológico de submarinos, robots, plataformas sumergibles, y cualquier tipo de artilugio necesario que propiciara sacar a la superficie dichos tesoros, darlos a conocer a la humanidad y aprovechar el tirón para crear una industria de turismo cultural, incluso subacuático, con museos temáticos, documentales y la consiguiente repercusión internacional de dichos descubrimientos para la propagación de la imagen de ese país.
No hacerlo así, sería propio de unos animales estúpidos.
Desgraciadamente, dicho país habitado por gente estúpida y sin sentido común, tiene nombre: España. Y como animales estúpidos, no sabemos, nunca, y hay que dar las gracias a nuestros parasitarios politicos por ello, sacar el más minimo partido de aquello que nos hace diferentes y que ya quisieran para si otras naciones, naciones que sin lugar a dudas sí que sabrían sacar provecho a la situación de tener uno, si no el que más, importante patrimonio submarino de la humanidad.
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