Ateo, una visión personal.

En algunos países, y cada vez son más, me meterían en la cárcel y después me darían muerte por escribir esta entrada. Mis asesinos serían personas creyentes, fervorosos adoradores de algún dios que genéricamente, cosas de los dioses, se complacen con el asesinato de aquellos que osan contradecir el parecer impuesto y aceptado por la mayoría.

Mi motivo para no creer en la exitencia de ningún dios benefactor, radica en que si yo fuera Dios, no habría sido tan cabrón de crear un universo donde para subsistir un día tras otro, mis criaturillas tuvieran que devorarse las unas a las otras. Además, tampoco sería tan hijo de puta de exigir a mis criaturas adoración y obediencia ciega. No se lo exijo ni a mis perros, con los que soy muy condescendiente, pues mucho menos lo haría con seres creados por mi. Por otro lado, no sería tan psicópata de culpar a seres creados por mi de sus imperfecciones castigándolos cruelmente por ello, ya que si los he creado yo... yo soy el culpable de semejante chapuza.

Algunos estarán pensando que a fin de cuentas, esta vida material es un estadio corto de nuestra supuesta existencia, la pretendida existencia espiritual, se entiende, y que ninguno de esos terribles padecimientos, ya sea el de morir devorado, aplastado, destripado, asado, chamuscado, ahorcado, envenenado, gaseado, triturado, hambriento, comido por la enfermedad o de puro viejo, tiene en realidad importancia alguna para la verdadera vida de ultratumba, del espíritu, pero nada, es que yo tampoco sería tan cruel y retorcido de crear un universo tan repleto de dolor, sufrimientos e injusticias.

El caso es que no trago a Dios. No trago su cruel universo. Me duele ver un cochinillo asado, trozos de animales despedazados en el mercado, la muerte, la enfermedad, el dolor, el hambre, la crueldad, el egoismo, la guerra... Para mi, si Dios es tan omnipresente, si es tan absolutamente poderoso como dicen, entonces, es el hijo puta causante de millones de asesinatos, de mares de sangre, de crueldad, de animales comiéndose los unos a los otros, sin piedad, y de humanos comportándose como auténticos animales.

Que un tarado de esta categoría, un psicópata tan enorme, pueda ser el creador de todo el universo, no lo acepto para nada. No acepto tener que adorar a este demonio.

Es por ese motivo, que como yo, ni nadie, podría ser éticamente mejor que un supuesto Dios creador de todas las cosas, llegué a la conclusión de que Dios, el creador de tanta chapuza, no podía existir.

Sobre la existencia o no del diablo, eso ya no lo tengo tan claro porque no veo motivo alguno que evite su existencia, pero yo me niego a servir a tan asqueroso y desalmado, como ruín y sádico, señor.

Esto me lleva a otra reflexión posible, que es que siendo todas las religiones antiguas sangrientas, con sacrificios humanos y más tarde de animales, y todas las religiones tan intolerantes, llamando al degüello del disidente, o del enemigo, y todas tan dadas a predicar la sumisión total ante el poderoso, el sacrificio personal para llegar a ser un perfecto borrego, y llevando la humanidad tantos milenios adorando y rezando a no se sabe bien que, y con tan pésimos resultados, mi impresión personal es que eso que los creyentes llaman Dios, debe ser un demonio. Un demonio que a medida que se ha ido incrementando el número de humanos, y el número de borregos, se ha ido haciendo cada día más y más poderoso, con mayor poder, "creced y multiplicaos", y tanto, que sus secuaces han ido esparciendo su maldad, su dolor, su injusticia y su destrucción hacia el imperfecto orden natural de la vida por todos los rincones del planeta.

Es una visión muy personal, claro, pero esa es mi visión de ese supuesto "Dios demonio" al que muchos adoran con fervorosa intensidad y puede que incluso con buenísimas intenciones.