Ante los ataques sufridos por las fuerzas españolas en el Sahara durante la década de los 70, España intentó en 1975 librarse del territorio mediante un referemdun de autodeterminación que zanjara el conflicto. Este referemdun fue impugnado internacionalmente, concluyendo el Tribunal Internacional de la Haya que no cabía derecho a la autodeterminación de este territorio.
En la misma resolución del Tribunal, se rechazaban las reclamaciones territoriales de Marruecos y Mauritania por ser inconsistente y sin base a derecho.
El tema es que España se retiró del territorio en 1976, entregándolo a Marruecos y Mauritania para su administración. Posteriormente algunos tribunales españoles han reconocido, por lo menos para los casos particulares en que resolvieron ciertas demandas, que los habitantes del antiguo Sahara español nunca han perdido su nacionalidad española.
Esto coloca a España en una tesitura muy complicada. Legalmente, cientos de miles de personas con nacionalidad española están bajo la administración de Marruecos.
Estas personas están viviendo en el territorio donde siempre han vivido, en el que nacieron y en el que nacieron sus antepasados. Viven allí, pero son ciudadanos de segunda bajo la bota de los colonos marroquís, sin derechos y ni garantías jurídicas objetivas. ¿Puede el gobierno español mirar para otro lado?
¿Qué ocurriría si estos cientos de personas reclamaran a España su nacionalidad española y su derecho a vivir en la tierra donde nacieron sus abuelos, en sus territorios, y pidieran a España que les protegiera? ¿Qué ocurriría si esta misma gente exigiera a España recobrar el territorio como una CC.AA más, o como Estado Libre Asociado?
Son supuestos extraños, pero posibles, y que colocarían a España en una tesitura que si se sabe aprovechar podría ser buena para todos, pero que con la clase política que padecemos, es de esperar que sólo nos traería problemas, vergüenza, miseria y desastre.
Es evidente que los saharauis, por mucho que lo diga la Ley, no son españoles. Pero esto mismo se puede aplicar a la legión de deportistas africanos que defienden los colores de Francia, Reino Unido o España en competiciones internacionales consiguiendo prestigio y medallas para los países en los que legalmente son nacionales.
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