sábado, 29 de enero de 2011

La Caldera del perfecto idiota.

"Jesús Caldera, ex ministro de Trabajo, presidente de la fundación Ideas y la persona elegida por el PSOE para conducir las negociaciones con los grupos parlamentarios en torno a la reforma de las pensiones."

Así comienza un artículo del diario El Mundo, presentándonos al personaje, socialista, politico y presidente de una fundación que se llama "Ideas". En manos de este ideótico sujeto está nuestro futuro: las pensiones.

En un país con más de 5.500.000 parados, Jesús Caldera, afirma sobre los extranjeros que llegan a España: "En el futuro, no cabe duda alguna, necesitaremos más. Si no, no hay futuro para el estado de bienestar y, por supuesto, no podremos pagar las pensiones. Todos los informes coinciden en que ha sido muy positivo para la economía española, y la europea".

En el paroxismo del delirio, afirma convencido de su propia estuldicia: "Además,no quitan trabajo a los españoles; han ayudado a crear empleos más cualificados y con mejores salarios que han ocupado los nacionales".

Que semejante gilipollas integral, diga estas tonterías y mentiras, en su casa a la hora de comer, tendría un pase, pero que lo diga alquien que está "planificando" el futuro de las pensiones de un país, preside una fundación con el estúpido nombre de Ideas y ha sido ex-minitro de trabajo, o de paro, que es lo único que saben crear los socialistas, no tiene perdón.

Podría seguir con las descalificaciones personales hacia semejante elemento, pero será suficiente con hacerse a la idea de que exiten dos modelos de sociedad: en Alemania, el empresario busca la manera de que una máquina realice el trabajo de 50 trabajadores, esto permite la creación de un puesto de trabajo cualificado, una alta competitividad y una buena remuneración para el empresario y para la persona encargada de controlar tan productivo artefacto; en España, el emperesario, con el aplauso de ideóticos como Caldera y compañía, contrata a 5 empleados temporales, da trabajo de forma ilegal y temporal a otros 40 y les exige que compitan contra la máquina del empresario alemán mientras él va al concerionario más cercano para encargar un Audi o un Mercedes, alemán, con el que poder moverse de un sitio para otro, que a fin de cuentas, es casi su único cometido en la vida.

No quiero extenderme porque imbéciles como Caldera, sólo demuestran que el llegar a donde hemos llegado, con gente de este nivel, era sólo cuestión de tiempo.

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